Dios no remienda tu pasado, El renueva tu corazón.

𝗗𝗜𝗢𝗦 𝗡𝗢 𝗥𝗘𝗠𝗜𝗘𝗡𝗗𝗔 𝗧𝗨 𝗣𝗔𝗦𝗔𝗗𝗢, 𝗘𝗟 𝗥𝗘𝗡𝗨𝗘𝗩𝗔 𝗧𝗨 𝗖𝗢𝗥𝗔𝗭𝗢́𝗡

Prepararnos para un nuevo año no comienza en la sala cambiando muebles, ni en la cocina renovando vajillas, ni en el clóset incorporando ropa nueva aunque esas cosas pueden ser agradables y prácticas, no representan el tipo de renovación que realmente transforma un año entero. La renovación que Dios desea para ti es mucho más profunda; no se trata de decorar tu casa, sino de permitir que 𝗘́𝗹 𝗿𝗲𝗱𝗶𝘀𝗲𝗻̃𝗲 𝘁𝘂 𝗰𝗼𝗿𝗮𝘇𝗼́𝗻 𝗽𝗼𝗿𝗾𝘂𝗲 𝘂𝗻 𝗰𝗼𝗿𝗮𝘇𝗼́𝗻 𝗶𝗻𝘁𝗮𝗰𝘁𝗼 𝗽𝗼𝗿 𝗱𝗲𝗻𝘁𝗿𝗼 𝗻𝗼 𝗽𝘂𝗲𝗱𝗲 𝘀𝘂𝘀𝘁𝗲𝗻𝘁𝗮𝗿𝘀𝗲 𝗰𝗼𝗻 𝗰𝗮𝗺𝗯𝗶𝗼𝘀 𝘀𝘂𝗽𝗲𝗿𝗳𝗶𝗰𝗶𝗮𝗹𝗲𝘀 𝗽𝗼𝗿 𝗳𝘂𝗲𝗿𝗮, 𝘆 𝘁𝗮𝗿𝗱𝗲 𝗼 𝘁𝗲𝗺𝗽𝗿𝗮𝗻𝗼 𝗹𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝗻𝗼 𝗳𝘂𝗲 𝗿𝗲𝗻𝗼𝘃𝗮𝗱𝗼 𝘀𝗲 𝗿𝗲𝘃𝗲𝗹𝗮, 𝘀𝗲 𝗾𝘂𝗶𝗲𝗯𝗿𝗮, 𝘀𝗲 𝗱𝗲𝘀𝗯𝗼𝗿𝗱𝗮 𝗼 𝘀𝗲 𝗽𝘂𝗱𝗿𝗲. Jesús enseñó esta verdad cuando dijo: “Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque el remiendo nuevo tira del vestido viejo y se hace peor la rotura” (Marcos 2:21). 𝗡𝗼 𝗽𝗼𝗱𝗲𝗺𝗼𝘀 𝗲𝗻𝘁𝗿𝗮𝗿 𝗮 𝘂𝗻 𝗻𝘂𝗲𝘃𝗼 𝗮𝗻̃𝗼 𝗰𝗼𝗻 𝘃𝗶𝗲𝗷𝗮𝘀 𝗿𝗼𝘁𝘂𝗿𝗮𝘀 𝗰𝘂𝗯𝗶𝗲𝗿𝘁𝗮𝘀 𝗽𝗼𝗿 𝗿𝗲𝗺𝗶𝗲𝗻𝗱𝗼𝘀 lindos; no podemos iniciar un nuevo comienzo cargando lo que ya Dios quiere sanar y reemplazar; no podemos pretender que el Espíritu Santo haga milagros en una vida que nosotras mismas insistimos en mantener parcheada.

La renovación que Dios demanda no es cosmética, es quirúrgica. Y como toda cirugía, toca áreas sensibles. 𝗖𝗿𝗲𝗼 𝗽𝗿𝗼𝗳𝘂𝗻𝗱𝗮𝗺𝗲𝗻𝘁𝗲 𝗾𝘂𝗲 𝗻𝗼𝘀𝗼𝘁𝗿𝗮𝘀, 𝗰𝗼𝗺𝗼 𝗵𝗶𝗷𝗮𝘀 𝗱𝗲 𝗗𝗶𝗼𝘀, 𝗱𝗲𝗯𝗲𝗺𝗼𝘀 𝗽𝗲𝗿𝗺𝗶𝘁𝗶𝗿 𝗾𝘂𝗲 𝗘́𝗹 𝗻𝗼𝘀 𝗿𝗲𝗻𝘂𝗲𝘃𝗲 𝗽𝗿𝗶𝗺𝗲𝗿𝗼 𝗽𝗼𝗿𝗾𝘂𝗲 𝗻𝗼𝘀𝗼𝘁𝗿𝗮𝘀 𝘀𝗼𝗺𝗼𝘀 𝗲𝗹 𝗶𝗻𝘀𝘁𝗿𝘂𝗺𝗲𝗻𝘁𝗼 𝗯𝗮́𝘀𝗶𝗰𝗼 𝘀𝗼𝗯𝗿𝗲 𝗲𝗹 𝗰𝘂𝗮𝗹 𝘁𝗼𝗱𝗼 𝗹𝗼 𝗱𝗲𝗺𝗮́𝘀 𝘀𝗲 𝗰𝗼𝗻𝘀𝘁𝗿𝘂𝗶𝗿𝗮́. Si tú estás quebrada, tus decisiones estarán quebradas; si tú estás insegura, tus relaciones sentirán esa inseguridad; si tú estás paralizada por dudas, tus pasos estarán estancados; si tú estás llena de temor, tus sueños serán pequeños; si tú estás cargada de culpa, tu adoración se verá disminuida y tu servicio debilitado. 𝘿𝙞𝙤𝙨 𝙦𝙪𝙞𝙚𝙧𝙚 𝙩𝙤𝙘𝙖𝙧 𝙟𝙪𝙨𝙩𝙖𝙢𝙚𝙣𝙩𝙚 𝙚𝙨𝙖𝙨 𝙖́𝙧𝙚𝙖𝙨 𝙙𝙤𝙣𝙙𝙚 𝙢𝙖́𝙨 𝙩𝙚 𝙙𝙪𝙚𝙡𝙚 𝙮 𝙙𝙤𝙣𝙙𝙚 𝙢𝙚𝙣𝙤𝙨 𝙩𝙚 𝙖𝙩𝙧𝙚𝙫𝙚𝙨 𝙖 𝙢𝙞𝙧𝙖𝙧.

En estudios recientes se ha encontrado que más del 70% de las personas arrastran al nuevo año problemas emocionales del año anterior sin resolverlos, según publicaciones de la American Psychological Association. Además, el estrés emocional acumulado durante diciembre y enero es uno de los principales factores que determinan el fracaso de las metas anuales antes del primer trimestre. Esto muestra una realidad espiritual que la Biblia ya enseñaba: lo que no se renueva en el corazón se repite en la vida. Lo que no se sana se infecta, lo que no se entrega se convierte en carga, lo que no se confiesa se convierte en cadena.

Por eso este nuevo año no puede construirse sobre inseguridad, inconstancia, duda, temor, culpa o vergüenza. Esas cosas no se vencen con resoluciones; se vencen con rendición. 𝘿𝙞𝙤𝙨 𝙣𝙤 𝙦𝙪𝙞𝙚𝙧𝙚 𝙦𝙪𝙚 𝙫𝙞𝙫𝙖𝙨 𝙪𝙣 𝙘𝙧𝙞𝙨𝙩𝙞𝙖𝙣𝙞𝙨𝙢𝙤 𝙙𝙚 𝙧𝙚𝙢𝙞𝙚𝙣𝙙𝙤𝙨, 𝙦𝙪𝙞𝙚𝙧𝙚 𝙦𝙪𝙚 𝙫𝙞𝙫𝙖𝙨 𝙪𝙣𝙖 𝙩𝙧𝙖𝙣𝙨𝙛𝙤𝙧𝙢𝙖𝙘𝙞𝙤́𝙣 𝙘𝙤𝙢𝙥𝙡𝙚𝙩𝙖, 𝙥𝙧𝙤𝙛𝙪𝙣𝙙𝙖 𝙮 𝙜𝙚𝙣𝙪𝙞𝙣𝙖. Dios no quiere cubrir tu herida, quiere sanarla. No quiere maquillarte, quiere regenerarte. No quiere que sigas cargando lo que siempre has cargado, quiere hacerte libre.

Efesios 4:24 nos presenta la voluntad divina con claridad: “Vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad”. Eso significa que la vida cristiana no consiste en ajustar la ropa vieja, sino en recibir una nueva investidura del Espíritu Santo, una nueva identidad, una nueva naturaleza, una nueva manera de pensar, actuar, amar, obedecer, trabajar y servir. No puedes vestir el nuevo año con el viejo yo. No puedes vivir una temporada nueva con una mente antigua. No puedes pretender un futuro distinto cargando con tu pasado como mochila. Cristo no remienda; Cristo renueva.

Y es necesario que dejemos que Cristo haga todas las cirugías espirituales que nuestro corazón requiere, porque el alma humana tiene rincones rotos que solo Él conoce. Pídele que corte lo que estorba, que limpie lo que está infectado, que restaure lo que quedó dañado, que fortalezca lo que está débil, que ilumine lo que está oscuro, que deshaga lo que construiste en tus fuerzas. Jesús dijo: “Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:32). La verdad no remienda, la verdad libera; la verdad no cubre, la verdad expone; la verdad no suaviza, la verdad transforma.

Este capítulo no intenta decirte que estás mal por necesidad, sino mostrarte que estás cerca de un milagro si te rindes. A veces Dios no cambia las circunstancias porque primero quiere cambiar el corazón que las enfrentará. A veces el Señor no abre puertas porque tú no estás lista para cruzarlas. A veces Dios no te da lo que pides porque primero necesita darte lo que realmente transformará tu caminar: un corazón nuevo.

En un mundo donde casi el 90% de las resoluciones fracasan antes de cumplirse, según estudios combinados de U.S. News y plataformas como Strava, el hijo de Dios tiene acceso a una verdad poderosa: no fracasan por falta de deseo, fracasan por falta de renovación interior. Pero tú no tienes por qué repetir ese patrón. Dios te ofrece una renovación completa. El Espíritu Santo está listo para revestirte de fuerza donde hubo debilidad, de paz donde hubo temor, de gracia donde hubo culpa, de valentía donde hubo duda, de constancia donde hubo inestabilidad.

Por eso oro y deseo que el 2026 no te encuentre con remiendos, que no entres al año nuevo con curitas espirituales encima de heridas profundas, que no cargues un corazón parchado, que no sigas en tu fuerza, que no vivas de apariencia, que no pretendas caminar con Cristo sin permitir que Él primero te restaure. Entra a este año completamente lista, afirmada, segura y firme en el Señor. No con parches, sino con una nueva investidura; no con remiendos, sino con renovación; no con los escombros de lo viejo, sino con la gloria de lo nuevo.

𝙔 𝙘𝙪𝙖𝙣𝙙𝙤 𝘾𝙧𝙞𝙨𝙩𝙤 𝙨𝙚𝙖 𝙦𝙪𝙞𝙚𝙣 𝙩𝙚 𝙫𝙞𝙨𝙩𝙖, 𝙦𝙪𝙞𝙚𝙣 𝙩𝙚 𝙨𝙖𝙣𝙚, 𝙦𝙪𝙞𝙚𝙣 𝙩𝙚 𝙩𝙧𝙖𝙣𝙨𝙛𝙤𝙧𝙢𝙚, 𝙦𝙪𝙞𝙚𝙣 𝙩𝙚 𝙛𝙤𝙧𝙩𝙖𝙡𝙚𝙯𝙘𝙖 𝙮 𝙦𝙪𝙞𝙚𝙣 𝙩𝙚 𝙧𝙚𝙣𝙪𝙚𝙫𝙚, 𝙣𝙤 𝙝𝙖𝙗𝙧𝙖́ 𝙥𝙧𝙤𝙥𝙤́𝙨𝙞𝙩𝙤 𝙦𝙪𝙚 𝙣𝙤 𝙥𝙪𝙚𝙙𝙖𝙨 𝙘𝙪𝙢𝙥𝙡𝙞𝙧, 𝙣𝙤 𝙝𝙖𝙗𝙧𝙖́ 𝙥𝙧𝙤𝙢𝙚𝙨𝙖 𝙦𝙪𝙚 𝙣𝙤 𝙥𝙪𝙚𝙙𝙖𝙨 𝙖𝙗𝙧𝙖𝙯𝙖𝙧, 𝙣𝙤 𝙝𝙖𝙗𝙧𝙖́ 𝙥𝙡𝙖𝙣 𝙦𝙪𝙚 𝙣𝙤 𝙥𝙪𝙚𝙙𝙖𝙨 𝙚𝙟𝙚𝙘𝙪𝙩𝙖𝙧, 𝙥𝙤𝙧𝙦𝙪𝙚 𝙮𝙖 𝙣𝙤 𝙨𝙚𝙧𝙖́𝙣 𝙩𝙪𝙨 𝙛𝙪𝙚𝙧𝙯𝙖𝙨, 𝙨𝙚𝙧𝙖́ 𝘾𝙧𝙞𝙨𝙩𝙤 𝙚𝙣 𝙩𝙞. 𝙀́𝙡 𝙩𝙚 𝙥𝙧𝙚𝙥𝙖𝙧𝙖𝙧𝙖́, 𝙀́𝙡 𝙩𝙚 𝙖𝙛𝙞𝙧𝙢𝙖𝙧𝙖́ 𝙮 𝙀́𝙡 𝙩𝙚 𝙝𝙖𝙧𝙖́ 𝙘𝙖𝙥𝙖𝙯.

Hemos llegado al final: que este devocional haya sido de bendicion para tu vida. Te invito a COMPARTIR, COMENTAR www.mujerbibliaycafe.net